martes

Rincón lV

Acostumbrada a llegar en casa por las noches, y mirar las llamadas perdidas, oír los recados había se convertido en un ritual, de risa y de felicidad, pero ahora las cosas han cambiado, miro el teléfono y ya me escurren las lagrimas de mis ojos, ya no es lo mismo y tampoco tiene algún sentido.

Creo que me he acostumbrado a mi vida Cyber y telefónica. Prácticamente dormía con el teléfono colgado en la oreja, el mismo teléfono que muchas veces le he besado con la esperanza de que algún día, ese aparato se hubiera convertido en el hombre en lo cual había aprendido a amar no por mis ojos, sino con mi alma. Este dolor de haber perdido algo que nunca he tenido, es diferente y jamás me lo imaginado que fuera tan intenso. Creo que eso es una locura y necesito curarme de esa enfermedad que me esta matando poco a poco.

Ojala algún día pueda pasar.

melody.

1 comentario:

Marcelo dijo...

Con permiso... Porque entrar en el mundo de otro precisa una llamada, si acaso golpear la puerta levemente con los nudillos, aunque esté entreabierta o abierta del todo, para anunciar la presencia del que, de pronto, atraviesa el umbral y entra de lleno en un mundo que no le pertenece...

Llego con apenas unos pocos rincones de tu mundo aún recién inaugurados... Me siento bienvenido en tus primeras letras... Y atrapado en las restantes...

Porque en cada uno de tus rincones esbozados he encontrado un alma que habla... Y cuando un alma habla, solo cabe guardar silencio...

Con tu permiso, me quedo...

Cuando salga, dejo la puerta entreabierta... Para volver...

Besos de luna llena.